A partir del siglo XV, se fue incrementando el consumo de bebidas de alta graduación alcohólica, llegando a vivirse momentos históricos de verdaderas epidemias como se vivió en Inglaterra entre 1720 y 1740, “LA EPIDEPIA DE LA GINEBRA”, obligando al gobierno a intervenir en la regulación del consumo.
En España durante los años 70 del siglo XIX, se introdujeron mejoras en la clase trabajadora y hubo un incremento e innovación en la producción de materiales a causa de la industrialización, esto trajo como consecuencia la sobreexplotación de la mano de obra y un cambio en las condiciones de vida del proletariado, refugiándose en la taberna y elevándose el consumo de bebidas alcohólicas.
En los núcleos industriales a finales del siglo XIX se decía literalmente:
“TODO EXCESO EN LA BEBIDA Y TODO VICIO DESORDENADO PRODUCE DEBILIDAD POR EL TRABAJO Y PREMATURA VEJEZ A PARTE DE OTROS INCONVENIENTES, QUE SUMEN AL POBRE TRABAJADOR EN LA MAS NEGRA DESVENTURA”.
En el siglo XX se seguía observando la preocupación en artículos publicados haciendo referencia a las condiciones de la clase obrera mencionando la embriaguez y el bochinche (taberna), como problema social de clase.
El papa León XIII, en su encíclica “Rerum Novarum”, establecía la relación entre alcohol y la mala condición laboral.
Durante 1921, se sabía que la única causa del alcoholismo era el uso casi siempre abusivo de bebidas alcohólicas propagándose que las bebidas destiladas eran infinitamente más peligrosas debido a la enorme graduación alcohólica y por la clase de alcohol que se elaboraba.
Todo lo que se publicó al respecto del alcoholismo no sirvió de mucho, actualmente la situación del alcoholismo se encuentra estrechamente ligada a una sociedad muy permisiva en la que beber alcohol de forma moderada forma parte del día a día de nuestra cultura, por lo cual dificulta el abordaje de la problemática de un consumo abusivo del alcohol.
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud, (OMS,2014), denomina el alcoholismo “ síndrome de dependencia del alcohol” y está incluido en el capítulo V de la clasificación internacional de enfermedades No.10 (CIE 10) dentro de la categoría denominada “Trastornos Mentales y del comportamiento debido al consumo de sustancia psicotrópicas”.
Cada año se producen 3,3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,9% de defunciones.
Más allá de la consecuencia sanitarias, el consumo nocivo de alcohol provoca pérdida sociales y económicas importantes, tanto para las personas como para la sociedad en su conjunto (OMS, 2014).
Según datos ofrecidos por la Agencia de Naciones Unidas en 2016, el consumo de alcohol de los españoles mayores de 15 años se situó en 10 litros per cápita, respecto al alcohol consumido el 54% sería cerveza seguido del 18% vino y el 28% alcohol de alta graduación. El artículo hace referencia a que el género masculino consume 16,4 litros y el género femenino 4,4litros per cápita, la edad de inicio en España es alrededor de los 13 años, el 75.1% de los adolescentes de entre 14 y 18 años han consumido alcohol alguna vez en su vida, 6 de cada 10 adolescentes se han emborrachado alguna vez en su vida, y 1 de cada 3 lo ha hecho en los últimos 30 días.
Las últimas estadísticas referentes al alcoholismo publicadas por la OMS, en 2018 hacen referencia que hay más de 3 millones de muertes al año provocadas por el exceso de alcohol, y que España tiene un consumo de alcohol per cápita mayor que la media Europea.
Fuente:
Historia de las adicciones en la España Contemporánea» (Miguel Angel Torres, Joaquín Santodomingo, Francisco Pascual
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